lunes, 17 de junio de 2013

Constelación



Constelé por vez primera. Como representante fui más veces masculina que femenina. Se me movió todo. Se me movieron todos.
Lloré en mi terapia de resonance por vez primera. También se me movió todo. Después de descubrir el lugar de mi amistad erótica, la agonía del amor no correspondido se siente como una gripa común: duele el cuerpo, se hace todo normalmente, pero se siente un malestar que provoca dormir todo el tiempo. Es algo que puedo manejar sin afectar mi felicidad cotidiana, mi paz mental, sé que está ahí y lo puedo ver. Tengo muchos pensamientos en mi realidad alterna, muchas historias y mucho futuro, muchos gestos lindos y románticos a mi estilo que recibo de él. Por varios días soñé también cosas de esas; supongo que por eso quería seguir durmiendo. Hasta que llegaron los susurros, los susurros del universo que me indicaban que algo estaba donde no debía estar.
He permanecido cómoda en el lado donde yo no pido saciar la calentura por respeto a mi feminidad, por darle al lado masculino la responsabilidad de ejercer control sobre mí, porque por muy open mind, me encanta la parte conservadora de los roles de las relaciones. Saldré de ahí para enfrentar al miedo.
En mi constelación, enfrenté al miedo, ahora lo puedo ver, sé cómo es y no lo ignoro. Creo que por eso quiero preguntar.
Tuve un pensamiento que me encantaría decírselo: cuando nos vemos hablamos muy poco, porque la mayoría de nuestras conversaciones las tienes conmigo en mi mente, y hablo largo y tendido hacia ti, de ti, de nosotros. Tú no hablas, porque es mi mente, pero escuchas y yo puedo explayarme sin remordimiento de ocupar tiempo real en tu vida que podría ser ocupado para otra cosa, o siquiera porque no existen esas conversaciones.
En otras conversaciones que tengo me gusta decirte -cuando en mi mente me preguntas-, que sabes quién me gusta, y que decido que no cambie. Te digo: -tú sabes quién me gusta, y decido que en este momento no me guste nadie más. Soy honesta conmigo misma y en este momento no quiero conocer a otra persona, o volver a conocer a alguien que ya conozco que no seas tú, porque no es el momento y no tengo ánimo para eso. Quizá cambie pronto, porque tiene dos días que he dejado de soñarte, pero en la conciencia de estar despierta sigo sintiendo igual. No es una razón infantil de “te voy a esperar”, o “si es para mí en algún momento lo sentirá de regreso”, es meramente decisión de no buscar en otro lo que he encontrado en ti. Cuando suceda, sucederá y ni me daré cuenta cuando pase; pero hoy, mantengo esta postura.
También porque se me hace injusto para otros que mi pensamiento esté en otro lado, ni siquiera la intención podría estar en ellos, y creo que el tiempo es perfecto y no pertenece a nadie, mucho menos a mí.
No siento temor. Siento acomodo de sentimientos, siento. Y para mí, está bien.


jueves, 21 de marzo de 2013

El sexo y el amor, sí se pueden separar


En este episodio de mi vida llamado: Comenzando a ser mujer, me parece injusto no compartir máximas filosóficas -femeninas, claro- que pueden facilitarle la vida a muchas.
Dando un poco de contexto en resumen, soy de esas mujeres que las demás mujeres denominan raras, que le dan la razón a los hombres y las ideas rosas siempre tienen un poco de verde picante de fondo. Sin embargo, detecté que mi lado femenino estaba muy lastimado y casi irreconocible, digo, no es que fuera una marimacha o me vistiera con pantalones cargo y camisas que no favorecen mi cuerpo, pero no estaba en contacto con la feminidad y los beneficios de ser mujer fuera de estrenar zapatillas cada semana.
En ese proceso ayudado por una terapia de resonance que me puso en coherencia con lo que estaba en incoherencia en mi vida, se me desacomodaron muchas cosas que había colocado en gavetas que encajaban pero no eran el lugar adecuado para ellas; la más importante: mi amistad erótica. Resulta ser que mi amistad erótica muy a la Sabina y Tomás, llenaba un espacio llamado "amor" que yo ni sabía. Para no hacer el cuento largo resultó ser que el sexo sin amor tenía otros accesorios que casualmente coincidían en amistad con esa amistad erótica. Obviamente me asusté. Revisé una larga historia de amistad erótica de años que parecía sacada de una película de Guillermo del Toro, de esas que dan miedo pero intriga saber el final; y me encontré ahí en medio de un chingado laberinto del fauno dándome cuenta que siempre sí me gusta mi amistad erótica un poquito más que para satisfacer el deseo físico.
Después de repetidas palpitaciones e hiperventilaciones decidí escribir, hice una nota meramente informativa donde se exponía mi situación mental (esto ya es parte de la máxima filosófica), porque por mucho que sepas los puntos a tocar, si uno decide hacerlo oralmente, expresarse, claro, los engranes que juntan la lengua con la mente no corren a la misma velocidad y siempre habrá algo que se pierda u omita en el camino. Escribí y esperé el momento indicado para depositar mi nota en un nobuzón a su destinatario. Ustedes mujeres, siempre quieren hacer estas cosas de inmediato, salir corriendo a buscar al fulano, hablar por teléfono o insistentemente escribir por whatsapp hasta que el pobre incauto, que -les aviso-, no está ni pensando lo que ustedes, ni ha tenido el tiempo de meditar lo que le van a decir, o siquiera prepararse para la letanía que escucharán, tenga una respuesta y encima sea con las palabras que ustedes esperan. Paciencia y esperar momentos es clave en todo. Presionar o precipitarse sólo las hará no saber cuando jalar la cuerda del paracaidas, ustedes quieren ya abrir la puerta del avión y aventarse, porque la adrenalina y, seamos honestas, las películas así lo manejan. Pues obvio, una película dura máximo tres horas, es lógico que las situaciones pasarán rápido en la pantalla, no traten de protagonizar su vida real en wide screen, esto lleva más tiempo, y no les saldrán más o menos arrugas si deciden esperar.
Así pues, en plena conciencia de mis actos y sin buscar ni esperar nada, con mucha tranquilidad patrocinada por horas y horas de cardio en el gimnasio, acudí a un llamado de lo físico con el amigo erótico, ya conciente del gusto y del lugar en el que me puso la feminidad. Sin temor ni prejuicios (esto es muy importante), acepté el placer y me di normalmente, dejé de darle importancia al gusto en la mente y teniendo muy claro que lo que yo pienso no tenía que pensarlo él, que su mente no está ligada a la mía ni por un fino hilo de seda imaginario y que mis chaquetas mentales son privadas, disfruté sin remordimiento ni expectativa.
Honestamente y horas después camino a mi casa, pensaba que era mucho más facil de lo que mis amigas me han contado cuando sufren estas agonías, realmente pensé y me compré la idea que sería una agonía que resultó seguir siendo lo más cómodo en las actividades normales de una amistad erótica, abrí los ojos y seguía teniendo dos piernas y dos manos en el mismo lugar y una autoestima y dignidad intactas.
El sexo sí puede separarse del amor, lo que es dificil para las mujeres es diferenciar el amor del sexo. Confunden repetidamente el cariño con el amor, y ahí andan pensando que se enamoran de cada hombre que les cae bien o las trata con respeto. O interpretan como coqueteo simples actos amables. Entiéndanlo, si un hombre quiere estar con ustedes, se los dirá, se los hará saber de algún modo, ellos no mandan "señales" o indirectas, lo sienten o no, no son de los que si les hacen una pregunta van a responder con un "déjame pensarlo", porque tienen más clara la determinación que todas nosotras.
Otro punto muy importante para sobrevivir en esto de que te guste alguien con quien convives, es no generar falsas ilusiones en la cabeza, así es, eso que ustedes le llaman "pensar positivo". Una cosa es fantasear con hombres montados en tu balcón a media noche, o llamadas inesperadas para hablar de sentimientos, y otra muy diferente es deprimirte porque eso no sucede, tal y como lo imaginas. La fantasía no está mal, soy muy partidaria de alimentar la creatividad, pero no pierdas de vista que esa fantasía (aún cuando sea una fantasía triste) fue creada por y para ti, que jamás será llevada a cabo siquiera con los colores en los que tú lo ves en tu mente. Si les gusta la onda esa de decretar cosas, decreten cosas realistas, pacifistas y congruentes.
Así pues, al irme dejé mi nota meramente informativa sin esperar nada a cambio. Decidí tomar en cuenta que esta boca es mía y la iba a usar, bueno, escribir como si hablara, que para el caso es lo mismo. Porque no, no hijas, los hombres jamás "se darán cuenta por sí mismos", y esperarlo, eso sí es una pérdida de tiempo.
Honestamente sí me hizo sentir liberada, pero tampoco fue la gran revelación de libertad jamás experimentada por el hombre (humano, I mean), es una de esas sensaciones incómodas de usar los recursos que se tienen, para lo que son y para lo que sirven, cosa que las mujeres siempre están esperando que les lean el pensamiento, que sepan exactamente que decir, que pedir, a quien llamar, a que sí acceder, y a que no, should I keep going?
Desconozco si mi nota meramente informativa ya fue leída, lo compartí con dos amigas quienes mostraron más ansiedad que la remitente, y con sensatez les digo que no sé si ya fue leído o no, y que no espero una respuesta, la clave es comunicar lo que sentimos, no proponer lo que queremos. Mi nota no puede tener respuesta porque no es una pregunta, no es una proposición, es un "así me encuentro y quiero que lo sepas". Y eso es lo que nos hace libres.
El sexo y el amor sí se pueden separar, aún habiendo experimentado el sexo después que supe del amor, nunca me llegó ese frenesí de llanto o depresión interminable, o la espera de un algo que no sé que es, viví, vivo mi experiencia con lo que hay, hay días que hay, hay días que no, y vivo dos mundos felices con fantasía y con realidad sin pedirle a ninguno de los dos que se mude al contrario. Eso me mantiene feliz. El santo grial del sexo y el amor es tener claro lo que hay.
Acepten sus palpitaciones e hiperventilaciones, déjense sentir tristes, sentirse feliz y comuniquen cómo se sienten o qué les pasa por la cabeza, el que no pueda manejar la verdad, jamás deberá ser protagonista de su historia. No se claven, no inventen cosas dónde no las hay, y por el amor de Dios, dejen de ver señales donde no existen! vivir sin buscar señales en cada esquina hace que uno maneje mejor por estar al pendiente de las señales de tránsito, ésas sí son reales.
Seamos felices siendo sensatas.



jueves, 14 de febrero de 2013

El sentimiento no es cuerpo



En este hermoso día del amor y la amistad, estoy llena de ira. El mentado frente frío llegó y arruinó la felicidad que trae el clima cálido a este corazón congelado.
Desperté como cualquier otro día, sin la intención de los mensajes o paletas con leyendas y poco a poco fueron llegando los mensajes externos que me motivaron a hacer lo propio.
Mandé un mensaje colectivo a 25 personas importantes en mi lista de whatsapp y borré todas las conversaciones creadas. El que responda recibirá su mensaje, personal. Y así fue.
Después de una hiperventilación sufrida en mi lugar de trabajo, al recuperar el ritmo normal de la respiración y no escuchar latir el corazón en las sienes, llegó la analogía que me atañe.
Físicamente maduramos con el tiempo, y también con el tiempo aprendemos a tener más conciencia de nuestro físico, de las consecuencias, de los riesgos, del maltrato que provocamos a nuestro cuerpo. Al llegar a los treinta, en retrospectiva pensamos, cómo pude haber tomado tanto, o haber probado tal, comer en condiciones insalubres, hacer cosas insalubres, arriesgarse, lastimarse, desvelarse, flagelarse, arrepentirse. Se torna más complicado treparse a un bungee improvisado, aventarse a un río desde un peñasco, cortarse con un clavo oxidado sin pensar en tétanos. A los cincuenta, peor, se tienen presentes las desventajas y riesgos de consumir cerdo, sal, azúcar y conservadores en exceso, se consideran las emociones como posible detonador de hipertensión, infartos, o incluso diarreas, y los huesos se convierten en herramientas que aceitar y cuidar de no dañarlos. Es decir, pasado el tiempo vamos limitando los excesos y desboques para evitar episodios irreparables.
El sentimiento entonces no se entera que no es parte de lo físico, crece con el cuerpo en cuanto a madurez de igual manera que la piel que necesita más protección solar diaria. Crecemos pensando querer a todos, entregando amor y lealtad que fracturan la confianza e inocencia. Aventándonos en bungees de patanes o infieles que terminaron por reventar las cuerdas, cubriendo las espaldas de quienes nos dejaron desangrar al no poder seguirles el paso con una bala en la pierna, escuchando la misma canción una y otra vez hasta que el sentido comienza nuevamente a dejar de tener sentido. El sentimiento no sabe que no es físico, y nosotros tampoco. Debería ser al revés, que pasadas las décadas se fueran quitando las capas y arneses que nos limitan, porque a diferencia del cuerpo, el sentimiento se fortalece, madura y sabe lo que es y no le da osteoporosis, cáncer, diabetes o hipertensión, aunque ésta última sí puede provocarla.
Limitamos tanto el sentimiento, que lo lastimamos, lo lastimamos al limitarlo para que no se lastime. No banda, el sentimiento no es físico, a los treinta debe dejarse correr sin rienda, dejar que provoque acciones espontáneas, chispazos de cursilería, dejarlo que se pinche con clavos oxidados a los que ya somos inmunes, hablar de amor cuando se siente y dejarse incendiar por el sentimiento, dejarse invadir por la sensación de morir por alguien, de dejarlo todo por alguien, porque es el momento de hacerlo, el cuerpo tiene la experiencia para soportarlo y el sentimiento -que piensa que es físico-, en realidad apenas estaría aprendiendo a caminar. No todo debe ir en el mismo orden, deberíamos morir queriendo a todos y creyendo en los demás, ancianos y plenos, en vez de amargarnos con la desconfianza y decepción que traen las arrugas y las operaciones de cadera. Vivir el enamoramiento de la pubertad, el nerviosismo de la atracción, la magia de los detalles como si de nuevo tuviéramos 16. Yo lo haría. Yo lo haré. 

Terminaré de cerrar las conversaciones que me dan miedo. Se empieza por algo.

jueves, 24 de enero de 2013

Depuración

Honestamente siempre menosprecié eso de terminar una relación y hacer tiradera y quemadera de todos los artículos que dejó a su paso el YA NO significant other. Se me hacía una reverenda mamada ya que en su momento las cosas que se irián en ese torbellino de ira y complejo de permanencia a la inversa, fueron parte de esas cosas que uno saca y saca para recordar y sacar sonrisitas de esas de baboso.
Borrar de las redes sociales, números telefónicos, fotos a la basura y demás, no se me hacía tan liberador como la gente lo vende.
También debo confesar que un tiempo de mi vida tuve una acumuladora amarrada dentro de mi lóbulo izquierdo, y pensaba que en algún momento podía utilizar y valorar lo que no había tirado.
Vaya, en efecto, cae más pronto un hablador que yo, y me descubrí buscando la factura de mi carro para mi declaración inicial, encontrando a mi paso un sinfin de post-its de colores, envolturas de chocolates, recaditos en papelitos y pendejadita y media en una caja que aparte tenía fotos.
Qué liberador! romper sin ira, sin emoción, sin rencor, sin odio. Sólo para hacer espacio, espacio que me quitaba un pedazo de vida y que, con seguridad, me quitaba un espacio de plenitud, sin que me diera cuenta. Eran el punto ciego de mi carretera del amor.
Ya encarrerado el ratón, hoy por la mañana le di ese valiente unfollow en tuiter al ex, y cuando me disponía a hacerlo en facebook, ya no lo tenía como amigo, supongo que se me adelantó en la carrera de la madurez ese muchacho.
Así es esta bucle en su brand new feminine side.

martes, 22 de enero de 2013

No me espíes



Lunes 28 de mayo 2007.
Llega un momento en el que dejo de sentir culpa y se convierte en cinismo y un intento de remordimiento de conciencia.
No lo logra.
Absurda es la idea de volver a lo que era. Lo extraño de igual modo, pero me resigno y asumo mis consecuencias. Si de por sí algo iba a perderse, habrá que sacar algo bueno de lo que no se recupere.
Carezco de vergüenza y la memoria a veces me traiciona. De vez en cuando llegan flashazos de locura mientras fingiendo lucidez escucho atenta las palabras de mi cabeza que se mezclan con imágenes mientras otra lengua se esmera en concentrarme en su tema.
No quiero que se acabe. Egoísta sueno y me siento díscola. No me importa. Cansada de la frustración guardar cotidianamente en el deber, sale mi maldad sin afán de medirse a discresión.
No te culpo ni te señalo, ni lo hago en el espejo. Hoy respiro con más calma, la garganta no duele más. De ansias muero sin contenerme. Ni modo.

18 de julio de 2007
Te extraño y me da pena escribirlo como si me fuera a exponer y pudieras humillarme.
Hoy lloré porque te extraño, y me hacen falta las pláticas vacías y las visitas espontáneas, los bailes que nadie ve y las risas sinceras, los abrazos apretados y despedidas largas, la sensación de la oreja sobre tu panza sintiendo la respiración y los problemas compartidos cargados por dos pares de hombros.
Extraño cenar juntos y esmerarme en la comida, los bailes de salón jamás bien aprendidos y las lenguas en la cara. Extraño las autofotos y el acomodo del cabello para los besos en la cabeza, extraño mi intromisión y mi secreta unión a la familia, extraño las memorias y el cine, extraño los antojos y los paseos por las calles, las canciones y los gritos.
Y lo más extraño es que recuerdo la ultima pelea como tal, que terminó en un abrazo interminable y dejarme sin palabras a mi que nunca paro de hablar.
Extraño los piropos y lo compartido de las cosas, extraño las mañanas desveladas. Pero las risas, eso es lo que más extraño. Es raro como la gente cambia y hemos cambiado, no supe cuando lo bueno se hizo irremediable e irreparable, aún lucho contra la actualidad, no sin haber sido advertida que los limites no deben cruzarse, siendo yo implacablemente tentada a traspasar lo permitido, viéndolo siempre como algo trivial. No será igual, ni mejor, ni peor, ni gloria, ni tormento, sólo vacío, asumo mis consecuencias pero no podré dejarlo como una decisión que no afecte mi forma de comportarme, no pude resistir pensando que la tela donde nos mecíamos parecía tan resistente y resultó ser inexistente, no me arrepiento, sólo nostalgia siento, y vuelvo a extrañar.

Justo cuando terminé de leer esto de mi celular sonó con un mensaje de la persona que inspiró estos manuscritos, hoy, el 22 de enero de 2013.
Me asusté. Me alegré.



martes, 15 de enero de 2013

Yo ya sé

Encontrado en una libreta de Van Gogh, desconozco el año.
Parte de la colección de historias cortas.

Yo ya sé con quien me voy a casar.
- Ah, sí? Y con quien?
Contigo.
Lo dijo sostenido y claro, como cuando alguien al pasar lista dice: presente.

- Sí, contigo, pero no será pronto, tampoco será lejos. Te dejaré que conozcas un par de chicas, les harás pensar que te enamoras pero en realidad sólo estarás cerciorándote de haber probado lo suficiente antes de establecerte conmigo. Yo lo veré bien, con cierto celo que duele, pero nada insoportable. Sabré muy en el fondo que pasará rápido. Yo haré lo propio o fingiré intentarlo.

Mientras tanto domesticaré mis explosiones, me reconciliaré con el mundo, desarrollaré habilidades para el hogar; para el hogar y la cama. Desperdiciaré detalles para perfeccionar los futuros. Incluso aprenderé de nuevo a andar en bicicleta.

No habrá cena ni comida, habrá celebración.
Y tú estarás seguro de haber tomado la decisión correcta. Vestirás pulcro nervioso, no demasiado de ninguno. Yo vestiré linda pero no demasiado hermosa para que cada que me siga arreglando te siga gustando igual, en el futuro.

Él escuchaba, sin inmutarse, secretamente pensaba en el anillo que permanecerá guardado al menos por dos años.


Durmieron sobre el césped.

Fly as you might

Este no es un recuento de los daños, lo llamo recuento orgásmico.
El primer orgasmo a cargo de Leonor. Una sexy dama que me dio todo sin pudor en su primera noche. También fue mi primera noche. No será la última.
El segundo orgasmo, otorgado por Paul Banks que me cantó al oído Fly as you might. Que iluminó para mi placer con colores sirena y morados. Que habló con un perfecto español que me excitó más de lo previsto. Que se veía tal y como mi falta de expectativas lo pensó.
El tercero dado por el DF, tan grande y tan limitado como siempre. Mi barrio, mi colonia, mis calles transitadas a pie. El olor, el frío, la comodidad del anonimato. Las banquetas grises, caminar de noche en la condesa. Dejarse llevar en el laberinto de las calles iguales rotuladas en negro sobre aluminio pintado de blanco.
Dormir en sábanas blancas. Dormir y no dormir boca arriba, boca abajo, de lado, con los ojos cerrados, con los ojos abiertos, con la mente en blanco.
Pasear en el cuarto con zapatillas que nunca salieron a conocer la calle, en el cuarto orgasmo. Como los 5 años que viví ahí, cuando coleccionaba pero no usaba zapatillas.
El quinto, por mis silencios cómodos disfrutando el camino. Míos porque no todos disfrutan viajar en silencio.
Superar ese fin de semana no va a ser una tarea fácil.
Superar ese fin de semana y llevar mientras éste en el bolsillo.




domingo, 13 de enero de 2013

Así fue la masacre en Autoestima city

Pasaron años para tenerlo completamente claro. Ese día fue cuando se golpeó más mi autoestima.

La neta es que no creo que tengas oportunidad.
La neta es que no creo que tengas oportunidad, dijo.
Yo había conocido a Calaco en la universidad y a sus amigos estudiantes de ingeniería. No recuerdo cuando fue, pero sí recuerdo que lo vi y era un muchacho ( todavía no era un hombre) muy guapo. Alto, delgado, barba de candado, no sé qué color de piel porque nunca he entendido la diferencia entre moreno claro, blanco, apiñonado; en fin, se llamaba Pepe y era uno de los mejores amigos de Calaco.
Ahora que lo pienso, lo vi pocas veces en realidad, pero las suficientes para denominarlo "AsuPepe". Me gustaba mucho y por lo tanto, me daba miedo hablar con él, interactuar normalmente.
No sé en qué momento fue, pero fue ese momento en que mi autoestima fue marcada para siempre, tuvo una embolia el ego y dejó de tener el potencial de estar en altos niveles. Hablaba con Calaco de lo guapo de "AsuPepe" y él lo dijo:
- La neta no creo que tengas oportunidad. Él sólo anda con viejas como de extranjeras para arriba.
No hubo necesidad de ser más específico. En esta hermosa sociedad malinchista mexicana, decir "extranjera" es adjetivo que describe exuberante belleza, piel perfecta, cuerpo muy bien formado y personalidad extrovertida
y conocedora.
Perdí la esperanza. Sí, la esperanza en "AsuPepe" y en cualquiera de los otros guapos que pudieran aparecerse en el futuro.
Obviamente no lo noté enseguida, me tomó 7 años caer en cuenta de que ese fue el round cuando mi autoestima fue noqueada. Y que, en ese entonces sin conocer lo que es PNL, esa frase me programó para que todos los siguientes cumplidos recibidos fueran tomados como frases vacías. Hasta el día de hoy ha seguido igual.
Don't get me wrong, sé que no soy un ángel de Victoria's Secret, pero tampoco la hija perdida de Carmen Salinas. Es más una onda de que compré tanto esa idea noqueadora que ahora, aunque mis personas cercanas me llamen guapa, la programación me hace no creerlo.
Es como cuando un médico dice que tienes una enfermedad fatal, y las opiniones de muchos otros médicos es que eres muy sano, en el fondo queda la espina de poder morir en cualquier momento, o que ese médico diga que no tienes nada, que fue un mal resultado el que se me dio en mi primer cita, pero tampoco quieres volver a su consulta porque podría confirmar el primer diagnóstico.
Casual.



lunes, 7 de enero de 2013

La soledad asusta más que los fantasmas

Y es que neta, tenía mucho tiempo sin llorar tanto.
Y se me fue la inspiración, quería escribir muy temprano, pero tambieén he estado pensando, en este momento de tristeza, esas cosas banales que uno piensa cuando es necesario encontrarle explicaciones sobrenaturales a las cosas que suceden, sin mayor trascendencia normales, durante la vida.
Sí, cosas como que el mundo comenzó de nuevo a desacomodarse cuando comencé a releer La insportable levedad del ser, y que seguramente la primera vez que lo leí el mundo se desacomodó y por eso abandoné su lectura esa primera vez. O que no he sido específica con el universo y por eso me manda lo que no he pedido, o que alguna vez me dijeron que los años de la vida se dan como en espiral y que cada año vives lo mismo que viviste el pasado pero en diferentes contextos, que me quemo las pestañas tratando de recordar cómo fue mi enero pasado, y el antepasado, y así.
No se sabe dónde se tienen fugas hasta que uno. sin querer, las encuentra, y al encontrarlas trata uno de repararlas sólo haciendo más grave el problema.
Sufrí por una tontería, o una tontería me hizo sufrir.
Tengo un tubo en el brazo que me impide embarazarme, situación por la cual no deja de ser necesario usar gorro para tener fiesta. Y así es.
Mi amistad erótica es un hombre muy responsable, de ciertos malos modos que a veces ya no los percibo, pero muchos menos malos modos que antes que fuera mi amistad erótica, o que quizá he adoptado también como mis malos modos.
Todo había sido tan cómodo hasta ir a recoger unos análisis de sangre el sábado por el medio día.
Resulta ser que hicimos un viaje a Veracruz para distintos motivos, yo tenía que cubrir un evento, él llevar su auto al servicio. Su ride me dió una hora más de sueño, de las dos horas que pude dormir después de haber cerrado el bar con una noche de rock tocado por mis amigos, y también me dio escuchar el disco completo de Lvia, teniendo Prototipo y Ofelia con un paisaje hermoso detrás, que mi estado provee.
Pedí permiso para retirarme del evento y alcanzarlo en la Plaza para ir a conocer una nueva. Como quien va a la tienda por un paquete de chicles, tomé mi vestido y zapatillas color sirena y me fui, llegué y caminé en tacones todo el día sin inmutarme. Hacía un frío que no es digno del puerto, y mis piernas se vistieron de venas moradas en forma de rombos. Mi cabello comenzó a rizarse sin mucho escándalo.
Pasé a un par de tiendas a ver zapatillas, muy consciente de que a los hombres no les gustan esas actividades, expresé mi consideración con miedo y respeto, quería evitar malos modos pero a la vez aprovechar la visita de tiendas que no hay en mi pueblo. Él dijo que estaba bien con una paciencia y accesibilidad que a mi miedo se le hicieron asdombrosos, incluso dijo que después de comer podríamos regresar por los tacones rojos que yo necesitaba, por que una mujer siempre necesita zapatos.
No había muchas cosas por escoger para la comida, y en esta descriptiva crónica pretendo encontrar en algún punto el espacio picado que tenía la tubería por donde me deshidraté el fin de semana, o el pedazo roto que tapaba la pintura. Pizza será y en intento de actitud sumisa bien logrado, no hablé de más al pedir ni tomé el control de la cuenta. Me sentí realizada un poquito.
Hablamos no me acuerdo de qué, y mi alien hizo que dejara de comer al poco rato. Esta parte es importante: me contó mi amistad erótica que tiene un amigo que iba en mi universidad, en sus palabras "el sabe quien soy", y le contó el 1 de enero que había soñado que yo estaba embarazada de mi amistad erótica y que nos íbamos a casar. Su amigo le dijo: -entonces ya sabes, aguas.
Desconozco si sabrá de la amistad erótica o simplemente tiene buena intuición. También me da miedo preguntar demasiado. Hay que evitar a toda costa los malos modos.
Reí, pero muy en fondo me hizo sentir incómoda aparecerme en sueños de personas que no conozco, seguramente eso hace que no descanse siempre. ¿Por qué otra persona sueña conmigo? Es como una forma bizarra de invadir mi privacidad, mi cuerpo, mis embarazos irreales y bodas que no han sucedido.
Mi amistad erótica dijo con una sonrisa mientras le daba otra mordida a su rebanada de pizza: imagina que si estuvieras esperando un "xxxxito".
Le dije a mi amistad erótica mientras ambos seguíamos comiendo la crujiente pizza, que no había que preocuparse. Esa plática ya la habíamos tenido, y yo había sido igual de honesta: si estuviera embarazada, no te diría, lo solucionaría y tú jamás te enterarías. Hay una fila de hombres queriendo estar en tu lugar, tienes una vieja con la que coger cuando quieras y cuando tú digas, no te intensea, no te hace dramas y no te pide más. No te claves, no te estreses (ahí debí haber incluído también un: esto sigue siendo casual).
¿Cómo que no intenseas?, preguntó.
-Sí.- Le dije. O sea, no te ando diciendo que si me vas a responder, que si busco un compromiso, que no veas a otras viejas. Es eso, no intensear, no hacer dramas. Y en serio, ya te lo dije, si estuviera embarazada, no te diría
Hubo una pausa muy breve de silencios que fueron interrumpidos por mi al decirle que si lo hacía sentir más tranquilo, podría hacerme una prueba de embarazo. Él dijo que sí, con un halo de tranquilidad que esbozó su cara cuando fui yo la que lo sugerí y le ahorré la incomodidad de pedírmelo; la verdad es que no hubiera sabido cómo hacerlo, le hubiera llevado los nueve meses del embarazo falso el poder pedírmelo de manera directa, o quizá un poco menos. Que no le vengan a una mujer a tratar de plantarle una idea, yo sé cómo funciona esto, y pude haberlo hecho perder más tiempo con indirectas y comentarios al respecto sólo por diversión.
Bromeé al respecto, hasta entonces al salto en bungee no se le había roto la cuerda.
No se habló más al respecto. Terminamos de comer, fuimos a mis zapaterías, me medí todo lo que quise, me compré dos pares y hubo postre. Me cargó mis bolsas de zapatos y a decir verdad me sentí incómoda, esa amabilidad no está incluída en lo casual y menos en sus malos modos. Pudo haber sido también el frío y no la incomodidad lo que se sintió raro.
Hubo partes más banales que omitiré, sí, aún más banales que todo lo descrito. Pensaba en cómo salir lo antes posible de una prueba de embarazo que de antemano sabía que sería negativa. Pensé en laboratorios cercanos y en la dificultad de mis horarios laborales. Le dije: vamos el lunes.
Error, debí haberme mantenido en el plan, pero como buena mujer independiente, terca y obstinada, busqué opciones para ir en sábado. Qué caso tenía esperar.
Le avisé al interesado que iría el sábado, que me despertara para ir antes de que cerraran y que no perdiera más tiempo. Llegó el sábado y decidí salir de la cama poco antes del medio día.
Caminé al laboratorio y como si nada, subí las escaleras con un ataque de tos y esperé. Quise decir datos personales falsos. Y aquí es donde comienza el motivo de esta entrada.
Mientras esperaba escuchar mi nombre para pasar a que ordeñaran mi brazo, comenzó a invadirme un sentimiento de culpa infundado, una sensación de vacío, un momento de soledad tan grande y desconocido que descubrí que era soledad hasta el día siguiente. Era como haberse robado algo y en vez de regresar a pagarlo, acudir a la policía para pagarlo con cárcel. Sonreí a la recepcionista y química que tomó la muestra, con esa ecuanimidad que los años han perfeccionado, con esa tranquilidad tan practicada que ya hasta parece natural. Regresé caminando a casa a esperar las dos horas en las que tendrían listo el resultado, el resultado que desde ahora sabíamos negativo.
Ya con el sobre en mano, fui a mi cama y lo abrí. Negativo. Díganme algo que no sabía antes.
Entonces llegó, llegó como el ardor de sentir un hierro caliente sobre la mano, llegó como la sensación que se tiene después de un robo, llegó la tristeza a mi pecho, a mis ojos, a mi vientre.
Por qué? es una reverenda tontería, no me entristece no estar embarazada, o haber ido a sacarme los 10 ml de sangre que pude haber perdido en una cortada de papel. Fue haber ido sola, haber ido en estas circunstancias, haber visitado un lugar para algo que yo no quería hacer y lo hice por seguir siendo accesible con alguien que quiero, por complacer lo que otro quiere y hacerlo feliz, por que después de todo soy más sumisa de lo que aparento. Porque pensé siempre que mi primer prueba de embarazo sería bajo mis términos o para mi propia tranquilidad, por que pensé que no necesito de nadie pero uno no puede rascarse y agarrar el manubrio al mismo tiempo.
Por qué estaba llorando entonces? Pues por eso, por estar sola. Por caer en cuenta de la soledad tan grande que ni toda la ropa tirada en el cuarto para que se vea lleno, la hace más leve. Por que no sabía que esto que dolía era soledad. Porque no puedo hacerlo yo sola todo. Por que no es que haya querido una compañía romántica, sólo una compañía. Por que se me reventó la cuerda del bungee.
Se abrió la llave y comenzó a brotar todo, torrente de agua salada que venía sin los dos motivos que dijo mi amistad erótica que eran los únicos motivos para llorar: felicidad o tristeza.
No era tristeza, era soledad, es soledad. Soledad en su más extensa expresión de la palabra.
Lo he pensado, creo que sería más fácil haberme acostado con él y enamorarme para llorar por desamor o un amor no correspondido, que estar llorando por ser independiente y amarrarse los cojones sola, por no creer en los cuentos romáticos y ver, hacer y decir las cosas directamente, sin moños ni lucecitas.
 Sería más fácil tener un novio que no quiera hacerse responsable de su calentura y mi pendejez. Sería más facil incluso tener la duda de estar embarazada en caso de que mi cuerpo no fuera tan estéril.
Yo también me hubiera enojado como lo hizo mi amiga si hubiera visto a alguien llorar tanto como yo lo hice esa madrugada de sábado. Qué verguenza. Qué verguenza que alguien tenga que venir a regañarme por estar chillando a lo pendejo cuando el llanto ni siquiera se le puede adjudicar a alguien. Eso sí, siempre es más facil llorar por el motivo de una persona que llorar por las pendejadas que uno comete bajo mis propias condiciones, es más facil que te pregunten ¿por quién lloras? que recibir la crítica y culpa por uno mismo y por ser su propio verdugo.
Sigo pensando que de todo lo que mi amiga me regañó, hay partes que no entiende, que el mundo no entiende, y que chance, en una de esas, ni yo misma lo entiendo pero pienso que sí.
Hay agujeros en esta historia que no son tan rosas y melódicos como parecen, y que en mi futuro se ven cómodos.
Llorar también es bueno para los conductos. Siempre y cuando esos conductos dejen de conducirme a la inminente soledad y amargura hacia la que me dirijo cual tren desbocado en una película de acción.
No ha habido diálogos imaginarios en mi llanto, porque esta vez es un llanto para mí, ocasionado por mí y que yo misma tengo que terminar de aventarle arena a este incendio para que ni humo quede.
No abran llaves que no van a cerrar y no abran puertas de lugares a donde no van a entrar.
El respeto a la sangre ajena, es la paz. Y la paz es no tener soledad porque al menos, estás contigo mismo.