
Lloré en mi terapia de resonance por vez primera. También se me movió
todo. Después de descubrir el lugar de mi amistad erótica, la agonía del amor
no correspondido se siente como una gripa común: duele el cuerpo, se hace todo
normalmente, pero se siente un malestar que provoca dormir todo el tiempo. Es
algo que puedo manejar sin afectar mi felicidad cotidiana, mi paz mental, sé
que está ahí y lo puedo ver. Tengo muchos pensamientos en mi realidad alterna,
muchas historias y mucho futuro, muchos gestos lindos y románticos a mi estilo
que recibo de él. Por varios días soñé también cosas de esas; supongo que por
eso quería seguir durmiendo. Hasta que llegaron los susurros, los susurros del
universo que me indicaban que algo estaba donde no debía estar.

En mi constelación, enfrenté al miedo, ahora lo puedo ver, sé cómo es
y no lo ignoro. Creo que por eso quiero preguntar.
Tuve un pensamiento que me encantaría decírselo: cuando nos vemos
hablamos muy poco, porque la mayoría de nuestras conversaciones las tienes
conmigo en mi mente, y hablo largo y tendido hacia ti, de ti, de nosotros. Tú
no hablas, porque es mi mente, pero escuchas y yo puedo explayarme sin
remordimiento de ocupar tiempo real en tu vida que podría ser ocupado para otra
cosa, o siquiera porque no existen esas conversaciones.

También porque se me hace injusto para otros que mi pensamiento esté
en otro lado, ni siquiera la intención podría estar en ellos, y creo que el
tiempo es perfecto y no pertenece a nadie, mucho menos a mí.
No siento temor. Siento acomodo de sentimientos, siento. Y para mí,
está bien.
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