Honestamente siempre menosprecié eso de terminar una relación y hacer tiradera y quemadera de todos los artículos que dejó a su paso el YA NO significant other. Se me hacía una reverenda mamada ya que en su momento las cosas que se irián en ese torbellino de ira y complejo de permanencia a la inversa, fueron parte de esas cosas que uno saca y saca para recordar y sacar sonrisitas de esas de baboso.
Borrar de las redes sociales, números telefónicos, fotos a la basura y demás, no se me hacía tan liberador como la gente lo vende.
También debo confesar que un tiempo de mi vida tuve una acumuladora amarrada dentro de mi lóbulo izquierdo, y pensaba que en algún momento podía utilizar y valorar lo que no había tirado.
Vaya, en efecto, cae más pronto un hablador que yo, y me descubrí buscando la factura de mi carro para mi declaración inicial, encontrando a mi paso un sinfin de post-its de colores, envolturas de chocolates, recaditos en papelitos y pendejadita y media en una caja que aparte tenía fotos.
Qué liberador! romper sin ira, sin emoción, sin rencor, sin odio. Sólo para hacer espacio, espacio que me quitaba un pedazo de vida y que, con seguridad, me quitaba un espacio de plenitud, sin que me diera cuenta. Eran el punto ciego de mi carretera del amor.
Ya encarrerado el ratón, hoy por la mañana le di ese valiente unfollow en tuiter al ex, y cuando me disponía a hacerlo en facebook, ya no lo tenía como amigo, supongo que se me adelantó en la carrera de la madurez ese muchacho.
Así es esta bucle en su brand new feminine side.
jueves, 24 de enero de 2013
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